¿Su empresa toma decisiones? ¿Sobre qué temas decide realmente su empresa? ¿Son éstas decisiones importantes?
A menudo banalidades se «venden»como decisiones, es decir, cuestiones que ya se han decidido de todos modos, porque los argumentos más fuertes hablan a favor de un camino y los argumentos más débiles en contra de otro. Siempre que los argumentos incluyan realmente las perspectivas esenciales, lo que se supone en este punto. Si no es el caso, recomendamos desviarse a la sección sobre el proceso de toma de decisiones.
Las decisiones deben tomarse precisamente en aquellas cuestiones en las que los argumentos son igual de sólidos o en las que parece haber las mismas probabilidades para los escenarios alternativos. Se trata de situaciones en las que nadie puede hacer la mejor elección. Uno no sabe y no puede saber. Se trata entonces del llamado no-conocimiento. A diferencia de la ignorancia, que puede aclararse con más información, el no-conocimiento permanece. Es en estas situaciones cuando hay que tomar decisiones.
Un ejemplo sencillo: Tengo que pedir el material y el equipo de construcción para una obra de ingeniería civil con 30 días de antelación, pero sólo puedo operar en la obra si el suelo no está helado el día de la operación. No puedo saber si el suelo estará helado, pero tengo que tomar una decisión ahora.
Pero también se trata de tomar decisiones esenciales y no interferir en los detalles con las decisiones.
Ejemplo: Usted encarga a un empleado la tarea de dirigir un proyecto. Decidir el líder y acordar con él/ella una dirección de objetivos. La forma en que el director de proyecto dirige el proyecto y lo ejecuta con su equipo depende de él.