Tanto el desarrollo continuo del modelo de negocio y las estrategias, adaptadas al entorno, como la aplicación de las medidas y la actividad operativa son llevadas a cabo por los empleados. El éxito de la empresa depende en gran medida del esfuerzo comprometido, canalizado y bien coordinado del personal. La calidad de la motivación y la alineación y coordinación de las actividades están influidas por la calidad del liderazgo. Este reconocimiento otorga una importancia central al liderazgo como función.
Si miramos dentro de las empresas, observamos que muchos empleados están «trabajando según las normas» (alrededor de 2/3) y algunos ya han «renunciado internamente» (uno de cada 6). La falta de apego emocional a la empresa también provoca una gran proporción de absentismo. También aumenta la sensación de estrés y de agotamiento. El perjuicio total para la economía alemana asciende a unos 120.000 millones de euros. El Instituto Gallup lleva muchos años llegando a esta conclusión. Los desencadenantes de la falta de lealtad y motivación de los empleados suelen ser los jefes directos.
Si cree que el potencial de sus empleados sólo se aprovecha parcialmente, que las fricciones en la cooperación son molestas, que la información relevante no es aprovechada por sus empleados, que su organización podría ser más adaptable, más ágil y más potente, siga leyendo.
La mala noticia es que los profesionales de éxito suelen acabar en puestos de liderazgo sin haber aprendido nada de liderazgo. La buena noticia es que el liderazgo se puede aprender.
Ver cómo encaja el liderazgo con la gestión, aprender cosas útiles sobre el autoliderazgo y sobre la gestión del personal.