Mentalidad holandesa

En los Países Bajos siempre se tutea a los compañeros de trabajo y fuera del trabajo también. Sin embargo, no implica una relación especial de confianza, sino que se utiliza como una forma común y práctica de dirigirse a alguien, como el «tú» inglés. Así que no asuma una relación amistosa si se dirigen a usted como «je» (tú). En cambio, cuando los neerlandeses hablan con los alemanes, suelen utilizar la forma formal «Sie» (usted) porque saben que en Alemania no son tan dados a utilizar la forma informal «du» (tú).

Para los holandeses, lo que cuenta en primer lugar son las cualidades personales y la confianza mutua, y sólo después interesan las cualidades profesionales. A los holandeses no les gusta hacer acuerdos detallados ni planes a largo plazo. Prefieren simplemente empezar a trabajar juntos y dejar que las cosas fluyan. Esto requiere una coordinación mucho más estrecha y la voluntad de ajustar el rumbo si es necesario. También se interesan por la persona y la vida privada de sus interlocutores.

En el trabajo intentan crear un ambiente de confianza para poder resolver juntos los problemas difíciles sin complicaciones. Expresan las críticas de forma directa y objetiva, pero sin caer en lo personal; esto es posible si existe una base de confianza. En los Países Bajos, los problemas se resuelven inmediatamente.

La forma de relacionarse entre sí es bastante informal en los Países Bajos.Allí nadie presume de su posición en la organización o en la sociedad. A los jefes holandeses les gusta servir el café a sus invitados y no se molestan en tener una secretaria para ello. Es una expresión de estima. Los holandeses se abstienen de utilizar símbolos de estatus, como títulos académicos o jerárquicos, en su trato con los demás. No se hace alarde de poder. Ahora bien, la relajación neerlandesa no debe interpretarse como ?carta blanca?.

Mientras que los alemanes formulan claramente las instrucciones como tales, los holandeses «envuelven» las expectativas y las instrucciones en insinuaciones amistosas, como: «¿No deberíamos…?» o «Quizás podría…».

Los holandeses quieren participar en las ideas, en los desarrollos y por eso, permanecen constantemente en conversación. Como los holandeses son reacios a concretar, recurren a reuniones frecuentes para intercambiar ideas y ver el avance del trabajo en un proceso de desarrollo continuo y relativamente abierto. Aportan nuevos puntos de vista directamente a la discusión y pueden realizar ajustes a corto plazo. Los alemanes no están acostumbrados a esta forma ágil de trabajar.

En los Países Bajos, los resultados y las decisiones se desarrollan a través del intercambio comunicativo; no están predeterminados por la dirección, como suele ocurrir en Alemania. Con los holandeses, el proceso de toma de decisiones es transparente y presente. Los debates en las reuniones holandesas no se estructuran sistemáticamente por temas, sino que se desarrollan de forma asociativa. Como antiguo pueblo marinero y comerciante, a los holandeses les gusta negociar. Así, los acuerdos con los holandeses serán siempre (buenos) compromisos. Los resultados de las negociaciones con los holandeses suelen consistir en una inteligente combinación de diferentes condiciones. A menudo, los efectos no son tan transparentes de captar como los efectos de los resultados de la negociación entre los alemanes.

Los directivos neerlandeses confían en los conocimientos de su personal especializado. Los directivos han recibido una formación formal en gestión y se centran en el liderazgo y las tareas de alto nivel.

Los tratos entre distintas organizaciones suelen ser preparados por personal técnicamente competente antes de que los jefes se enteren finalmente de las oportunidades surgidas. Si el director general neerlandés no participa en las conversaciones durante la fase inicial de un acuerdo, esto no debe tomarse como una señal de falta de respeto.

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