Si busca aplicaciones que puedan juzgar, resolver problemas y aprender, está entrando en el campo de la inteligencia artificial (IA). La inteligencia artificial de las máquinas es superior a las capacidades humanas en algunos aspectos, por ejemplo cuando se trata de captar y simular sistemas y procesos complejos, como en las redes neuronales.
En este contexto, las aplicaciones de IA no sólo pueden captar contextos que han sido entrenados una vez, sino que también pueden reconocer contextos cambiados y resolver problemas dinámicamente complejos (aprendizaje profundo). El nivel más alto de la IA es la automatización de procesos inteligentes y dinámicos. Un ejemplo de ello es la conducción autónoma, pero también los sistemas dinámicos de apoyo a la decisión para la gestión empresarial. Estas aplicaciones, que no dependen de la interacción humana, entran en el ámbito de la «inteligencia autónoma».
Las aplicaciones de IA pueden utilizarse para coordinar procesos entre diferentes organizaciones. Los procesos complejos en los que intervienen diferentes recursos pueden optimizarse dinámicamente con el BI. Los procesos de toma de decisiones de las aplicaciones de IA no son comprensibles; tienen lugar en una caja negra. Para crear confianza en el funcionamiento sensato de las aplicaciones de IA, es aconsejable «construir» prototipos y proporcionar pruebas de concepto antes de que se regulen procesos más complejos y críticos para la existencia basados en la IA.
A pesar de todos los avances de la IA, muchas capacidades de resolución de problemas técnicamente realizables siguen siendo específicas y deben ser creadas por el ser humano. Las capacidades cognitivas intrínsecas están (todavía) reservadas a los humanos. Aunque las máquinas aprendan a actuar estratégicamente, no pueden (todavía) aprender inteligencia emocional.
Utilice las aplicaciones estándar de IA que ya están disponibles y evite la programación individual. Haga que sus aplicaciones de IA sean modulares y utilice interfaces estándar entre los módulos para mantener la flexibilidad. Los expertos en IA pueden ayudarle a diseñar aplicaciones de IA y a seleccionar e implementar módulos. Sin embargo, no se haga dependiente de expertos individuales en IA, sino que forme a sus propios empleados en aplicaciones de IA para poder desarrollar su empresa de forma autónoma.