La necesidad de una economía circular: Nuestra Tierra nos necesita ahora
El hecho de que la superficie de nuestro planeta se está calentando globalmente ya no es noticia. El hecho de que los seres humanos somos causantes de una parte de este calentamiento global y debemos asumir nuestra responsabilidad al respecto sigue siendo objeto de debate disidente, pero reconocido por la gran mayoría de las personas. Además, está la explotación de materias primas primarias de nuestra tierra, que va manifiestamente mucho más allá del alcance de las posibilidades de regeneración natural. Alrededor del 50% de las emisiones mundiales de gases climáticos se deben a la extracción y transformación de materias primas primarias.
Conscientes de que nos estamos privando de nuestro sustento, debemos actuar ahora con decisión, todos y cada uno de nosotros. No sólo los particulares, sino sobre todo las empresas, tienen posibilidades de abastecer los mercados y, al mismo tiempo, utilizar con moderación las materias primas y proteger nuestro medio ambiente. Un instrumento eficaz para ello es la economía circular. Aquí puede averiguar por qué merece la pena para nuestro planeta y para las empresas introducir una economía circular, qué posibilidades concretas existen para hacerlo y a qué retos debe esperar enfrentarse en el proceso.
¿Qué es la economía circular y cuál es su finalidad?
Nuestro mundo está ávido de consumo. Para la producción de casi todos los productos se consumen materias primas, se utiliza energía y se liberan emisiones contaminantes. Durante la fase de uso del producto, suele necesitarse más energía; además, se necesitan piezas de repuesto y de desgaste y se producen más emisiones contaminantes. Al final de la vida útil del producto, éste suele desecharse. En la mayoría de los casos de cadenas de valor clásicas, este proceso es lineal: Va de la producción, que suele organizarse en varias etapas, al uso y, a menudo, a la eliminación térmica: de una fuente a un sumidero.
Sin embargo, los residuos desperdician materias primas y energía. Y la cantidad de residuos generados está aumentando en todo el mundo. El reto consiste en satisfacer la creciente demanda de los consumidores conservando al mismo tiempo los recursos y nuestro medio ambiente. Esto puede lograrse pasando de una economía lineal a una economía circular en conjunción con el cambio de las pautas de consumo. Este concepto tiene el siguiente objetivo: manteniendo las materias primas en el ciclo económico, se pueden reducir o incluso eliminar los residuos y las emisiones. Existen 10 estrategias R a disposición de las empresas para su diseño y aplicación:
- Rechazar
- Repensar
- Reducir
- Reutilizar
- Reparar
- Reacondicionar
- Remanufacturar (fundamentalmente renovar)
- Reutilizar (dar otro uso)
- Reciclar (reciclar materias primas)
- y Recover (recuperar materias primas)
Dado que las materias primas son cada vez más escasas y su extracción más cara, además de causar emisiones perjudiciales para el clima, existe actualmente una motivación tanto ecológica como económica para utilizar los productos el mayor tiempo posible y reutilizar las materias primas en lugar del reciclado térmico o la eliminación final.
Más allá de los aspectos económicos, medioambientales y sociales inmediatos, los conceptos de economía circular pueden hacer que las empresas sean más independientes de la disponibilidad de materias primas primarias, de las subidas de precios en los mercados de materias primas y desvincularlas de las dependencias geopolíticas. Así pues, la economía circular también sirve para mejorar la resiliencia de las empresas.
Sin embargo, la economía circular no solo ayuda a ahorrar recursos primarios, reducir el calentamiento global, preservar la biodiversidad y aumentar la resiliencia de las empresas. También preserva los hábitats para las personas, contribuyendo a la paz social y limitando los movimientos migratorios. Así pues, la economía circular contribuye de forma importante a la sostenibilidad. En este contexto, un aspecto significativo para concluir: ampliemos nuestro pensamiento y nuestras acciones más allá de los beneficios actuales, porque la sostenibilidad se define como un estado en el que se satisfacen las necesidades de la generación actual sin limitar las posibilidades de las generaciones futuras.
¿Cómo pueden las empresas conseguir una economía circular?
Una economía circular es una combinación de longevidad de los productos (uso prolongado), reutilización y recuperación de residuos materiales mediante la separación y el procesamiento de materias primas (reciclado) para su reutilización. Por tanto, existen muchos enfoques diferentes para promover la economía circular. Sin embargo, esta diversidad ya sugiere que es una tarea compleja introducir la economía circular en las empresas. Si la reflexión sobre la economía circular solo comienza al final de la vida útil de un producto, difícilmente será posible desarrollar un concepto viable y sostenible. Por el contrario, pensar en la economía circular comienza en la gestión del producto y continúa en su desarrollo.
Selección de materiales y especificación del producto
Si quiere comprometerse con la economía circular con su empresa, es una buena idea empezar por el principio. Piense en la selección de materiales teniendo en mente una estrategia innovadora para el final de la vida útil. Con esto en mente, surgen criterios completamente diferentes para la selección de materiales. Hay que decidir si utilizar materiales naturales o sintéticos. También hay que tomar decisiones sobre el origen y las rutas de transporte de los materiales. También hay que tener en cuenta que la reutilización continua de materias primas no es posible con todos los materiales. Mientras que esto funciona muy bien con el aluminio, los plásticos pierden parte de sus propiedades originales con cada ciclo de reprocesado hasta que ya no pueden utilizarse para el mismo producto. Así pues, la selección de materiales no es una decisión trivial sólo desde una perspectiva ecológica. En la decisión sobre el material deben incluirse aspectos de toda la cadena de valor. La selección del material puede limitar las posibilidades de reutilización o abrir posibilidades completamente nuevas.
Siempre hay que tener en cuenta todo el proceso. Las operaciones de reprocesado de materiales pueden requerir un aporte adicional de energía y el uso de productos químicos. Ambas cosas cuestan dinero y afectan al medio ambiente. El reprocesamiento de materiales no es la primera opción en todos los casos. En algunos casos, la decisión de utilizar una materia prima diferente está indicada por este motivo. Además, en función de la disponibilidad y la naturaleza de los productos de entrada, el tratamiento de materiales puede dar lugar a una mayor variación en las especificaciones de las materias primas recicladas, a la que los usuarios deben adaptarse en sus operaciones de tratamiento. Ni la calidad ni la cantidad de los productos pueden estandarizarse en los procesos de reciclado, al igual que en los procesos que utilizan recursos primarios. Con la integración en la economía circular, los procesos de fabricación deben dotarse de una mayor tolerancia a la variación. Esto puede ser difícil de hacer si los procesos se recortan para conseguir una alta eficiencia y puede afectar a la rentabilidad.
Puede ocurrir que no exista la posibilidad de un ciclo de productos o materiales económicamente justificable dentro de la propia cadena de valor de una empresa. Sin embargo, para cerrar los bucles de productos y materiales de forma significativa, tiene sentido examinar opciones transdisciplinares. Nuestro medio ambiente no conoce fronteras industriales. A menudo, los productos de desecho generados en una industria pueden utilizarse de forma ideal en otra.
Un ejemplo de este tipo de oportunidad de reutilización es la reutilización de baterías desechadas de vehículos eléctricos en aplicaciones estacionarias en servicios de edificios, donde no se requiere una fuerte tensión dinámica.
Otro ejemplo es la tela vaquera desechada, que es algodón teñido y parece ser excelente para su uso como material aislante en la industria de la construcción.
Modelos empresariales para la economía circular
Estos ejemplos ilustran que se necesitan modelos empresariales intersectoriales para hacer realidad estos ciclos de vida estirados. Para poner en práctica estos modelos empresariales, en el desarrollo de los productos ya deberían tenerse en cuenta las especificaciones pertinentes para la segunda vida del producto. Las palabras clave son «diseño para la reutilización» y «diseño para el reciclaje». Para promover los flujos de productos y materiales secundarios, la longevidad y reparabilidad de los productos, la modularización y estandarización de los componentes, la desmontabilidad de los productos y la separación automatizada de los materiales desempeñan un papel fundamental, además de la selección de materiales. Además de estos aspectos técnicos, los incentivos políticos y económicos pueden ayudar a motivar a las empresas a abordar estas cuestiones. No solo el desarrollo de productos, sino sobre todo su gestión y comercialización son necesarios para garantizar que los productos diseñados para la economía circular se perciban como más valiosos al final de su vida útil que los productos que solo son adecuados para la economía lineal. Además, se necesita una infraestructura adecuada para el reciclaje y el reprocesamiento.
Casi ninguna empresa está en condiciones de aplicar por sí sola un concepto tan transversal. Se necesita previsión estratégica y asociaciones estratégicas para implantar estos modelos empresariales innovadores. Las inversiones en instalaciones de reciclaje están plagadas de riesgos. Por ejemplo, si pensamos en el reciclaje de baterías de vehículos electrónicos, la tecnología de las baterías y los materiales utilizados en ellas pueden cambiar. En consecuencia, los métodos y procesos específicos de reciclado pueden quedar obsoletos. Estas incertidumbres pueden ralentizar la economía circular. También por esta razón es esencial una estrecha colaboración entre los desarrolladores de productos y los expertos en reciclaje.
La redefinición de la cadena de valor puede sugerir que los costes y las emisiones se desplacen y que algunos pasos del proceso se lleven a cabo en otros lugares. Esto puede dar lugar a nuevos impactos económicos, medioambientales y sociales. Resulta evidente que la decisión a favor de la economía circular es también una decisión de compromiso. Este compromiso puede ser tanto más equilibrado cuanto mejor funcione la comunicación en las interfaces a lo largo de todo el proceso de retención de valor – internamente y con las empresas asociadas pertinentes, clientes, proveedores y proveedores de infraestructuras (empresas de recogida, empresas de reciclaje).
Marco legislativo para la economía circular
En 2018, el Parlamento Europeo adoptó el «Paquete de Economía Circular» como un modelo marco ahora consagrado en la ley en los países europeos. De él se derivan doce Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. En la práctica, es probable que las empresas participen más en los costes de seguimiento asociados a los productos que fabriquen en el futuro. Al mismo tiempo, las empresas se beneficiarán si sus productos diseñados de forma circular tienen un mayor valor de mercado al final de su ciclo de vida.
Cifras clave de la economía circular
Para captar todo el impacto de una estrategia, se recomienda utilizar indicadores holísticos. Estos indicadores incluyen la huella digital, que tiene en cuenta el uso de materiales, la vida útil del producto, la tasa de devolución, la tasa de reutilización y la tasa de reciclaje. En este sentido, la huella digital es un indicador relacionado con el consumo. Además, se ha introducido el Indicador de Circularidad Material, que incluye el uso de materias primas primarias para los productos, la duración y la intensidad de uso de los productos y los residuos no reciclables atribuibles a los productos. El Indicador de Circularidad de los Materiales sólo incluye criterios cuantitativos que permiten seguir el camino hacia una economía circular. Criterios como el consumo adicional de energía, las rutas de transporte adicionales, los productos químicos utilizados y las emisiones adicionales de gases de efecto invernadero debidas a la recogida, el reciclado y la transformación de materiales no se tienen en cuenta en este indicador. Por tanto, tiene sentido vincular el indicador de circularidad de los materiales con una evaluación del ciclo de vida (ECV). Sin embargo, el ECV sólo tiene en cuenta un único ciclo de vida de los productos. Lamentablemente, la idea de circularidad no se tiene en cuenta en el ECV. Vincular el indicador de circularidad de los materiales con el ECV podría dar una imagen razonable de la carga ecológica.
Pero la sostenibilidad no sólo incluye los criterios ecológicos, sino que también debe hacerse un seguimiento de los impactos económicos y sociales de un desarrollo hacia una economía circular.
Los impactos económicos pueden registrarse y compararse con un cálculo del coste del ciclo de vida, y los impactos sociales con un balance social. De este modo, el grado de sostenibilidad de los procesos de creación de valor puede registrarse y seguirse de forma holística y relacionada con el ciclo de vida. Este indicador combinado de sostenibilidad puede utilizarse para derivar estrategias de economía circular ecológicamente eficaces y económica y socialmente aceptables para regiones, industrias y empresas.
Conclusión
La economía circular es un instrumento eficaz para la conservación de los recursos primarios y para la protección del clima. Al mismo tiempo, las empresas pueden beneficiarse económicamente de sus actividades de fomento de la economía circular participando activamente en la conservación del valor y haciéndose menos dependientes de los acontecimientos geopolíticos impulsadas por los doce Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Aunque el desarrollo sensato de estrategias de creación de valor circular es extremadamente complejo, las empresas ya pueden desarrollar y aplicar modelos empresariales interesantes en cooperación con terceros que contribuyan a la economía circular. Para lograr un resultado equilibrado desde el punto de vista ecológico, económico y social, es aconsejable desarrollar en las empresas las competencias de evaluación y toma de decisiones a tal efecto. Además, una comunicación bien fundada en las interfaces contribuye enormemente a un entendimiento común y a la optimización conjunta de todo el proceso de preservación del valor.
Para concluir: La economía circular no se limita únicamente a los productos físicos y las materias primas que entran en los productos, sino también al agua y la energía que pueden reciclarse o recuperarse, y este concepto puede trasladarse incluso a los conceptos y las ideas.