¿Cómo se consigue dirigir la mirada hacia las relaciones?

Necesita un cambio de perspectiva. No vea a las organizaciones como construcciones autosuficientes, sino como estructuras dinámicas abiertas, que respiran y se reforman constantemente, cuyos elementos tienen un efecto regulador en sus relaciones entre sí. Si usted mira más allá de los límites más estrechos, puede captar y utilizar mejor el potencial que encierran los sistemas reguladores naturales.

Al hacerlo, debe incluir en sus consideraciones el desarrollo de las relaciones a lo largo del tiempo, es decir, las relaciones dinámicas entre las cosas, las personas y las organizaciones. Las estructuras de relaciones continúan desarrollándose a través de sus actividades y las repercusiones sobre ellas.

Si surgen relaciones complementarias y estados ambivalentes, puede encontrar la solución en enfoques con «ambos».

La verdadera fuente de valor añadido no reside en la simplificación, sino en dejar que se comprendan las interrelaciones en su complejidad. En las interfaces entre disciplinas y formas de pensar hay un enorme potencial para algo nuevo; ahí es donde puede surgir el valor, y directamente de esta diversidad e indeterminación. Para explotar esta fuente, no se requiere principalmente capital, tierra y máquinas, sino habilidades intelectuales y sociales. Si se quiere hacer frente a esta nueva diversidad e indeterminación, lo que se necesita sobre todo es la comprensión mutua mediante una comunicación enriquecedora, especialmente en las interfaces. La forma organizativa desempeña un papel fundamental en este sentido. Para lograr este cambio de perspectiva, hay que guiar el cambio.

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